A medida que el maestro de Dios avanza en su entrenamiento, aprende una lección con creciente minuciosidad. No toma sus propias decisiones; le pide a su Maestro Su respuesta, y es ésta la que sigue como guía para la acción. Esto se hace cada vez más fácil a medida que el maestro de Dios aprende a renunciar a su propio juicio. El abandono del juicio, el requisito obvio para escuchar la Voz de Dios, suele ser un proceso bastante lento, no porque sea difícil, sino porque tiende a ser percibido como un insulto personal. El entrenamiento del mundo está dirigido a lograr una meta en oposición directa a la de nuestro plan de estudios. El mundo entrena para confiar en el propio juicio como criterio de madurez y fortaleza. Nuestro plan de estudios entrena para renunciar al juicio como condición necesaria para la salvación . UCDM Manual para Maestros - 9-2:1-7

Sólo la Palabra de Dios tiene algún significado, porque simboliza aquello que no tiene símbolos humanos en absoluto. Sólo el Espíritu Santo entiende lo que esta Palabra representa. ¿Debe entonces el maestro de Dios evitar el uso de palabras en su enseñanza? ¡Por supuesto que no! Hay muchos a quienes se debe llegar a través de las palabras, ya que todavía no pueden escuchar en silencio. El maestro de Dios, sin embargo, debe aprender a usar las palabras de una manera nueva. Gradualmente, aprende a dejar que sus palabras sean elegidas por él, dejando de decidir por sí mismo lo que va a decir. Este proceso es simplemente un caso especial de la lección del libro de ejercicios que dice: “Me haré a un lado y dejaré que Él guíe el camino”. El maestro de Dios acepta las palabras que se le ofrecen y da lo que recibe. No controla la dirección de su hablar. Escucha, oye y habla.

Un obstáculo importante en este aspecto de su aprendizaje es el temor del maestro de Dios a la validez de lo que oye. Y lo que oye puede ser realmente bastante sorprendente. También puede parecerle completamente irrelevante al problema presentado tal como él lo percibe, y puede, de hecho, enfrentar al maestro con una situación que le parece muy embarazosa. Todos estos son juicios que no tienen valor. Son suyos, provenientes de una autopercepción lamentable que él quiere dejar atrás. No juzgues las palabras que llegan a ti, sino ofrécelas en confianza. Son mucho más sabias que las tuyas. Los maestros de Dios tienen la Palabra de Dios detrás de sus símbolos. Y Él mismo da a las palabras que usan el poder de Su Espíritu, elevándolas de símbolos sin sentido al Llamado del Cielo mismo . UCDM Manual para Maestros 21 - 3 y 4